Puntos de Enseñanza
1. Lee Números 20 y haz un bosquejo del capítulo.
RESPUESTA:
- Núm. 20:1-13 El agua de Meriba/Moisés golpeó la roca dos veces
- Núm. 20:14-21 Edom rehusó permitir a Israel pasar por su país
- Núm. 20:22-29 La muerte de Aarón en la cumbre del monte Hor
OBSERVACIÓN:
- Aun el hombre más manso de la tierra no puede retener su enojo hacia los testarudos israelitas. Después de haber sido testigos de tantos milagros de Dios, ¿por qué los israelitas se quejarían contra Moisés y Aarón? ¿Por qué no podían simplemente aprender a confiar en Dios? Puedo comprender cómo se sintió Moisés. Sin embargo, posiblemente ésta fue su prueba final previa a la entrada a la Tierra Prometida.
- No existe excusa para la desobediencia de Moisés. La orden de Dios no fue solo hablar con la roca sino hacerlo sin ira humana. La prueba no era si Dios podía proporcionar agua en el desierto sino, mucho más, si Dios podía cuidar de este pueblo de dura cerviz sin la ayuda de Moisés. ¿Quién está en control de la situación?
- Es incorrecto pensar que podemos ayudar a la obra de Dios dejando que nuestra pasión humana aflore. Aunque nosotros predicamos la verdad, no somos los maestros de la misma. Necesitamos permitir que el Espíritu Santo guíe y conduzca al pueblo. Necesitamos hacernos a un lado y dar paso al Espíritu Santo para que obre en los corazones de los individuos.
- Tal vez Moisés pensó que estaba bien para él mostrar su irritación porque estaba dirigida hacia la rebelión y el pecado de Israel. Sin embargo, para Dios el enojo manifestado por Moisés fue considerado una rebelión (Núm. 20:24). Por lo tanto, no debemos sentirnos justos o rectos cuando manifestamos enojo aun por causa de la justicia. Podemos sentir enojo hacia el pecado pero la manera en que mostramos ese enojo es otra historia completamente. No se puede corregir la rebelión con la rebelión.
- Fue incorrecto que Moisés dijera: “¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?” (Núm. 20:10) Moisés no fue el que proveyó el agua al pueblo sino Dios. A veces nos atribuimos lo que Dios hace a través de nosotros como que nosotros lo estuviéramos haciendo por Dios y su pueblo. No somos nosotros sino Dios el que obra a través nuestro. Nosotros no somos nada a la vista de Dios.
- Tal y como lo percibo, Moisés no dijo lo correcto ni hizo lo correcto al golpear la roca dos veces. Por lo tanto, Moisés no siguió la orden de Dios. Sin embargo, el agua brotó. ¿Por qué? Aquí veo la manifestación del amor de Dios. A pesar de nuestros defectos, Dios puede obrar a través nuestro. ¿Por qué? Porque Dios ama a sus ministros y a su pueblo. Dios no tenía que proporcionarles agua, pero para mostrar su bondad hacia su siervo Moisés y su pueblo, Él hizo provisión para cubrir sus necesidades. ¡Qué maravillosa gracia!
3. Lee Números 20:23–29. ¿Qué puntos parecen pertinentes acá en la descripción de la muerte de Aarón? ¿Qué lecciones podemos extraer de esto para nosotros mismos, cualquiera que sea la obra que estamos haciendo para Dios?
PUNTOS RESALTANTES Y LECCIONES:
- Dios es el autor de la vida y de la muerte.
- Dios reveló con suma claridad quién iba a ser el sumo sacerdote que iba a suceder a Aarón.
- La rebelión de Aarón en las aguas de Meriba no debería ser tomada livianamente (Núm. 20:24). Nota cómo Aarón fue partícipe de la rebelión junto con Moisés a pesar que él no habló de manera irritada ni golpeó la roca dos veces. Él debió haber apoyado y compartido los sentimientos de irritación de Moisés. ¡Tengamos mucho cuidado de la manera en que simpatizamos con los sentimientos de enojo de otros!
- Al mismo tiempo, Dios concedió a Aarón una muerte honorable al darle una tumba en el lugar escogido por Él.
- A pesar de sus quejas contra Aarón, los israelitas le hicieron duelo por treinta días.
- La obra de Dios no depende de una persona. Dios puede llamar a otros para llevar adelante su obra. De ninguna manera deberíamos sentir que somos indispensables.
- ¿Crees que el castigo por la desobediencia de Aarón fue demasiado severo al no permitírsele ingresar en la Tierra Prometida?
4. Lee Números 21 y realiza un bosquejo del capítulo.
RESPUESTA:
- Núm. 21:1-5 El pueblo se queja acerca del largo viaje
- Núm. 21:6-9 Serpientes ardientes y serpiente de bronce
- Núm. 21:10-20 El viaje de Obot al monte Pisga
- Núm. 21:21-31 Israel tomó a Sehón, rey de los amorreos.
- Núm. 21:32-35 Israel conquistó a Og, rey de Basán.
RESPUESTA:
- La queja del pueblo de que no había pan ni agua. Además, ellos estaban cansados del maná y ya no lo querían.
- No es verdad que Dios no les proveyó de pan y agua. Dios cuidó muy bien de sus necesidades.
- Posiblemente les desagradó el hecho de que tenían que rodear Edom. ¿Por qué no podían sencillamente conquistar Edom para que no tuvieran que rodearla?
- Quizás Edom no estaba preparada para el castigo final de Dios. Posiblemente habían personas en ese pueblo que todavía estaban buscando a Dios. En realidad, no sabemos.
- ¿Alguna vez te preguntaste por qué, a veces, Dios demora en responder tu oración?
OBSERVACIÓN:
- Las serpientes ardientes invadieron el pueblo porque Dios retiró su protección. Un pecado de ingratitud de parte nuestro puede hacer que Dios quite su protección de nosotros.
- El sencillo remedio era mirar hacia la serpiente de bronce para ser sanados. Mirar y vivir.
- Pero, para mirar, debes creer en la promesa de Dios.
- Sin embargo, para creer debes apartar la vista de tu aguijón de muerte. Sin embargo, cualquier tipo de aguijón quiere que tú concentres toda tu atención sobre tu dolor. Por lo tanto, para poder mirar a la serpiente de bronce, tú debes negar lo que tus sentimientos naturales te están diciendo.
- 1 Cor. 15:56 El aguijón de la muerte es el pecado. De manera similar, para poder mirar a Jesús, nuestro Salvador, debemos apartar la mirada de nuestro pecado. El pecado quiere que le prestemos toda nuestra atención. Nuestro pecado es muy egocéntrico. Nuestros sentimientos naturales nos dicen que no tenemos otra opción que mirar a nuestro pecado y morir con él. Es entonces que necesitamos creer en el Salvador. Por fe, ¡debemos mirar y vivir! Juan 3:14-16
PREGUNTA DE APLICACIÓN:
- ¿Qué te está impidiendo mirar a Jesús?
- ¿Cómo miramos a Jesús cuando todo lo demás te dice que mires hacia otro lado?
CONCLUSIÓN:
- Es bastante asombroso ver cómo Dios lidió con el error de Moisés y las quejas del pueblo. Dios parecía severo pero, a la vez, es amoroso y bondadoso. Por tanto, nosotros le tememos a Dios; sin embargo, no tememos acercarnos a Él. Dios no puede esconder su amor tras el trueno y el relámpago. Podemos verlo como divinamente humano en la manera en que trata con su pueblo. Nuestras pruebas son pequeñas pero nos quejamos como si fueran grandes. Las soluciones de Dios para nuestras quejas son asombrosas; sin embargo, Él las ejecuta como si fueran sencillas. Sí, vemos que Dios permite la muerte y la destrucción pero también lo vemos proporcionando vida y esperanza. No tenemos nada que temer ya que servimos a un Dios plenamente amoroso y veraz.
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