Puntos de Enseñanza
1. ¿A quién le pertenecemos y qué diferencia hace esto en nuestras vidas?
RESPUESTA:
- 1 Corintios 6:19-20—Somos templo del Espíritu Santo, comprados con la sangre de Cristo.
- Ya no podemos hacer lo que nos place; debemos consultar a Dios primero.
2. ¿Qué nos dice Dios acerca de lo que comemos, bebemos y hacemos?
RESPUESTA:
- 1 Corintios 10:31—Hacedlo todo para la gloria de Dios.
3. ¿Cómo se siente Dios acerca de las actividades que destruyen la mente y el cuerpo?
RESPUESTA:
- 1 Corintios 3:17—Dios destruirá a aquellos que destruyan el templo de Dios, su cuerpo.
OBSERVACIÓN:
- No nos pertenecemos a nosotros mismos; somos el templo de Dios comprados con el precio de la sangre de Cristo.
- No podemos tratar a nuestros cuerpos como nos plazca por el hecho de que no somos nuestros.
- Dios nos hace un llamado para que lo glorifiquemos en todo lo que hacemos.
- Si escogemos destruir los templos de nuestros cuerpos, Dios nos destruirá a nosotros.
5. ¿Cómo podemos aprender a evitar dañar nuestros cuerpos?
RESPUESTA:
- 2 Pedro 1:5, 6—Añadir al conocimiento la temperancia.
6. ¿Cómo se describe esta temperancia en 1 Corintios?
RESPUESTA:
- 1 Corintios 9:24-27—La temperancia estricta o el dominio propio es el que ejerce un atleta que está entrenando para una carrera.
7. ¿Cómo podemos obtener la temperancia o dominio propio necesarios para ganar esta carrera?
RESPUESTA:
- Hebreos 12:1, 2—Enfocándonos en Jesús y despojándonos de nuestra carga de pecado, recordando lo que Jesús sufrió en la cruz. Esto nos dará la fuerza y el valor para tener dominio propio en Cristo y por él.
OBSERVACIÓN:
- Podemos aprender cómo dejar de destruir nuestros templos del cuerpo al instruirnos en el conocimiento de Dios y añadiendo a este conocimiento la temperancia o el dominio propio.
- La temperancia que necesitamos para correr la carrera de la vida y obtener la victoria es muy similar al dominio propio necesario para ganar una carrera terrenal.
- Hebreos nos dice que deberíamos despojarnos de todo pecado y que debemos centrar nuestra vista en Jesús y sus sufrimientos en la cruz.
- Cuando hacemos esto, estamos ejerciendo dominio propio o nos estamos disciplinando en la fortaleza de Cristo.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
- “Si las sensibilidades morales de los cristianos se aguzaran en el tema de la temperancia en todas las cosas, podrían, por su ejemplo, y principiando en sus mesas, ayudar a los que tienen poco dominio propio, a los que son casi incapaces de resistir a los antojos de su apetito. Si pudiésemos comprender que los hábitos que adquirimos en esta vida afectarán nuestros intereses eternos, y que nuestro destino eterno depende de que nos habituemos a ser temperantes, lucharíamos para ser estrictamente temperantes en el comer y beber.
“Por nuestro ejemplo y esfuerzo personales, podemos ser instrumentos para salvar a muchas almas de la degradación de la intemperancia, el crimen y la muerte. Nuestras hermanas pueden hacer mucho en la obra de la salvación de los demás, al poner sobre sus mesas únicamente alimentos sanos y nutritivos. Pueden dedicar su precioso tiempo a educar los gustos y apetitos de sus hijos, a hacerles adquirir hábitos de temperancia en todas las cosas, y a estimular la abnegación y la benevolencia para beneficio de los demás.” (CSRA 275, 276)
- “Debiéramos estar a la cabeza en la reforma pro temperancia. . . . La razón porque muchos de los nuestros caerán en el tiempo de prueba, estriba en el descuido de la temperancia y en la complacencia del apetito.” {PH136 7.3 (en inglés)}
- “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero sólo uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. (1 Cor. 9: 24 - 27.) Los que participaban en la carrera a fin de obtener el laurel que era considerado un honor especial, eran templados en todas las cosas, para que sus músculos, su cerebro y todos sus órganos estuviesen en la mejor condición posible para la carrera. Si no hubiesen sido templados en todas las cosas, no habrían adquirido la elasticidad que les era posible obtener de esa manera. Si eran templados, podían correr esa carrera con más posibilidad de éxito; estaban más seguros de recibir la corona.
Pero, no obstante toda su templanza todos sus esfuerzos por sujetarse a un régimen cuidadoso a fin de hallarse en la mejor condición, los que corrían la carrera terrenal estaban expuestos al azar. Podían hacer lo mejor posible, y sin embargo no recibir distinción honorífica; porque otro podía adelantárseles un poco y arrebatarles el premio. Uno solo recibía el galardón. Pero en la carrera celestial, todos podemos correr, y recibir el premio. No hay incertidumbre ni riesgo en el asunto. Debemos revestirnos de las gracias celestiales y con los ojos dirigidos hacia arriba, a la corona de la inmortalidad, tener siempre presente el Modelo. Fue Varón de dolores, experimentado en quebranto. Debemos tener constantemente presente la vida de humildad y abnegación de nuestro divino Señor. Y a medida que procuramos imitarlo, manteniendo los ojos fijos en el premio, podemos correr esa carrera con certidumbre, sabiendo que si hacemos lo mejor que podamos, lo alcanzaremos con seguridad.
Los hombres estaban dispuestos a someterse a la abnegación y a la disciplina para correr y obtener una corona corruptible, que iba a perecer en un día, y que era solamente un distintivo honroso de parte de los mortales.” {Consejos Sobre Salud, 46-47}
CONCLUSIÓN:
- Nosotros le pertenecemos a Dios. Él nos creó y fuimos comprados con su propia sangre.
- Dios quiere que le glorifiquemos en la forma en que cuidamos de nuestros cuerpos y de nuestras mentes. Si escogemos destruir nuestros cuerpos, Dios nos destruirá a nosotros.
- La temperancia tiene vital importancia en la carrera de la vida; esto se nos ilustra por la manera en que los atletas se preparan para una carrera.
- Jesús es el que nos da la fuerza para abandonar nuestra carga de pecado y de correr con paciencia porque recordamos el sacrificio que Él hizo por nosotros en la cruz.
PREGUNTAS DE APLICACIÓN:
- ¿Qué aspectos de tu vida están fuera de control?
- ¿Te sientes fuera de control porque estás atado a un hábito que no puedes cambiar?
- ¿Estás pidiendo a Dios que te ayude a glorificarle en todo lo que haces?
- ¿Estás centrado en la muerte de Cristo en la cruz por ti y es este hecho el que te da el gozo para deponer tus pecados y correr con paciencia?